IMAGENES

IMAGENES

miércoles, 12 de noviembre de 2014

LAS MASCARAS QUE USAMOS

LAS MASCARAS QUE USAMOS...

¿Por que las usamos?


Ocultarse es una de las primeras reacciones del hombre ante las faltas cometidas cuyo origen se encuentra en el miedo a ser descubiertos quien es en realidad y cuales son las verdaderas intenciones de nuestro corazón...



Detrás de una ‘máscara’ encontramos un común denominador:

"El miedo"


Usamos máscaras por miedo a expresarnos, miedo a ser juzgados, miedo a ser reprobados, miedo a no obtener la aprobación de los demás, miedo a que nos conozcan. 


"Frialdad e indiferencia"


Por miedo a parecer vulnerables frente a los demás. 

"Chiste"


Como una manera de evitar intimar con los otros. 


"Actitud hostil"


Como una manera de sentirse seguros. 



Así, tenemos varios tipos de mascaras: la del trabajo, la de papá responsable o mamá permisiva, la de persona culta, la de las fiestas, la de los funerales y muchas más. 

Todas son producto de nuestra cultura, de la etiqueta preestablecida y de nuestro propio interior

Las mascaras nos dan una falsa seguridad y nos resistimos a quitárnoslas aun cuando sentimos que seria bueno hacerlo. Protegidos por ellas, podemos vivir en una permanente soledad emocional; llena de secretos, de temor a ser descubiertos, a ser rechazados, juzgados, condenados o a hacer el ridículo. 

Sentimos miedo a quitarnos la mascara por varias razones: 

Nos da miedo la intimidad; miedo a mostrar nuestro lado vulnerable, el lado oscuro. Por lo tanto, evitamos comunicarnos íntimamente. A otros les da miedo la separación. No quiero acercarme mucho a ti porque, quizá, después me dejes y eso me puede lastimar. 
Otros tememos la fusión. Si comparto todo con la otra persona pierdo mi intimidad, pierdo mi espacio, miedo a hacer invadido. 
Miedo al rechazo; que la otra persona nos conozca sin producción, a cara lavada, con defectos y virtudes, tal cual somos, nos angustia no ser del agrado de la otra persona. 
Por último, existe el miedo a la responsabilidad. Si me acerco mucho, me involucro a fondo, y eso me obliga a estar cuando me necesites. No estoy dispuesto al compromiso. Con estos miedos, disfrazamos nuestro verdadero yo. Disfrazamos uno de nuestros más fuertes y grandes atractivos: el encanto natural de uno mismo.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario